martes, 30 de abril de 2013
EL MIEDO
Nos perdemos la vida por miedo a vivirla.
Nuestros miedos muchas veces provienen de los propios fantasmas.
Se “enquistan” en nosotros y no podemos vivir con ellos pero tampoco sabemos cómo “salir” de ellos. Sólo podemos superarlos enfrentándonos a lo que tememos. Si no lo hacemos la vida nos lo trae una y otra vez. Y cada vez se potencian más; dejándonos impotentes y paralizados.
Reprimirnos, negarnos, tener temor a mostrarnos tal cuál somos o lo que sentimos, identificarnos con el ego y protegernos de “ posibles sufrimientos” ; sólo nos lleva a más sufrimiento y a la fragmentación, porque nos aleja de nuestro verdadero Ser.
Al escaparnos del encuentro con nosotros mismos y lo que somos realmente, al buscar mil formas de evadirnos, también lo hacemos de nuestras necesidades esenciales y por miedo a enfrentarnos con nuestros “fantasmas” nos perdemos la oportunidad de VIVIR y de aprender lo que ellos nos vienen a enseñar.
Por eso el miedo tiene efectos muy dañinos sobre el Alma, nos lleva a la depresión y al sentimiento de falta de sentido de trascendencia, pero también sobre nuestro cuerpo.
La preocupación por lo que nos pueda suceder en el futuro, o por no revivir sufrimientos del pasado condiciona nuestra historia y nos lleva a perdernos la posibilidad de elegir cómo queremos vivir en el único momento que realmente existe, el presente.
Al cerrar el corazón para que no entre el dolor, también evitamos que entre la alegría.
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