viernes, 19 de octubre de 2012

EL DESPERTAR INICIATICO DE LAS HERIDAS DEL PASADO

En situaciones de pérdida o dolorosas, la necesidad de encontrar una explicación o de culpar a alguien o a la vida, en vez de proporcionar alivio, deja a la mayoría atascada en el pasado. Así que, aunque sea fácil decir “simplemente pasa de eso y sigue con tu vida”, hacerlo es muy difícil. Sin embargo, al final de cualquier crisis tenemos únicamente dos opciones: mejorar o amargarnos. La necesidad de zanjar nuestros asuntos pendientes es mucho más que sólo un ritual curativo psicológico o emocional; también es una profunda necesidad del alma que influye en nuestra capacidad de sanar. El resultado de no desprenderse de las amarguras del pasado – reciente o lejano – es que no puedes retroceder ni avanzar con las decisiones de la vida, porque te falta la energía necesaria para pensar con claridad, ya no digamos para tomar una decisión y actuar en consecuencia. Porque tu energía está fragmentada a lo largo de décadas psíquicas de tu vida en lugar de enfocada en el presente. No puedes curarte porque sigues estando más en el pasado que en el presente. Cuando estás más centrado en el presente que en el pasado es en el presente donde enfocas tu poder creativo y tu identidad primaria. El herido está anclado en su pasado…ésa es su identidad primaria. Un tiempo que llegó y pasó continúa haciendo sombra a su momento presente. Otra opción es aceptar el despertar iniciático de las heridas, abandonar el resentimiento por quienes contribuyeron a ellas y alimentar la sabiduría y la compasión que de ellas se derivan. Es decir, del corazón herido, sale un corazón capaz de reconocer e identificarse con el dolor de los demás. Una herida de este tipo no se puede desaprovechar enterrándola en autocompasión; hay que sacarla a la luz y examinarla, reflexionar sobre ella y usarla como un cristal visto a través del cual la vida de los demás se comprende mejor. Elegir esta opción te libera del campo de gravedad del pasado doloroso, que puede tenerte prisionero de recuerdos y traumas sin resolver durante décadas. La conciencia del tiempo presente te permite conservar tus recuerdos, pero ya no pueden drenarte la energía, y ésta te conduce inevitablemente hacia la sanación. ¿Con qué rapidez puedo manejar los cambios ? Esa es la única pregunta que las personas que pasan por una crisis no pueden creer que se estén haciendo y la razón por la que se la hacen es porque la curación no tiene que ver con la enfermedad o con la crisis por la que pasas. La curación tiene que ver con tu capacidad para emprender tu transformación: del temor al valor, de estar anclado en el pasado a seguir adelante, de vivir en la ilusión a abrazar la verdad. La curación es una invitación a tu despertar místico. Entendida con la conciencia mística, la enfermedad o la crisis es un catalizador para abandonar una serie de actitudes y de creencias que ya no te sirven para lo que tienes que ser en el futuro. Pero, cuando abandonas esas pautas antiguas, el mundo de sostén también se desvanece, y eso es lo que asusta. Imagina la vida sin estar controlado por las ilusiones del miedo: miedo a no tener suficiente, miedo al rechazo, miedo al fracaso… Sé descaradamente audaz y cree que serás guiado, pero, renuncia a tener expectativas de hacia dónde lo serás. Mantén tu atención centrada en el presente… siempre en el ahora. Del libro "Desafiar la gravedad" – Carolyn Myss
Todas las experiencias pasadas se plasman en nuestro campo energético. Al redirigir, desbloquear y limpiar los campos y canales afectados , sobre todo, por los hechos dolorosos y en los que se vieron afectados nuestros sentimientos, ego o autoestima; comienza el proceso de sanación emocional, espiritual y también física.
Las imágenes corresponden a fotos Kirlian (donde se aprecia el campo energético humano en forma de luces de variadas intensidades y colores dependiendo de las diferentes vibraciones emitidas)de un niño indigo y de los dedos de la mano.